lunes, 9 de enero de 2012

Al día los reunió 59 años después


El miércoles pasado, seis días después de que AL DÍA Santa Marta reprodujo el reportaje que AL DÍA Montería publicó el 26 de diciembre sobre Miguel Arrieta Rada, un hombre de 86 años residente en el barrio Mocarí que desde hacia 59 no veía a su familia; su hermana Gladys Arrieta Rada leyó la publicación en Ciénaga (Magdalena), y el jueves viajó a Montería y se reecontró con él.
“Mi hermanito, tanto como te he buscado”, fue lo primero que dijo la mujer antes de que se les salieran las lagrimas y se le cortara la voz de la emoción. Él se quedó mudo por varios minutos, y de sus ojos también salían lagrimas de felicidad. AL DÍA fue testigo del emotivo reencuentro.
Después del prolongado abrazo y cuando se calmaron la lagrimas hubo tiempo para preguntar por el resto de los hermanos. “Solo quedamos tu y yo”, le dijo Gladys a Miguel, quien nuevamente no pudo contener las lagrimas. Recordaron que fueron 18 hermanos y que ahora, 59 años después, solo quedaban ellos dos.
Miguel preguntó por los hijos que él cree aún le quedan vivos, y su hermana le respondió que solo sabe de una que vive cerca a su casa, de nombre Elba Rosa Arrieta Fandiño. Ella ya sabe que él esta vivo, y hoy seguramente será el reencuentro en Ciénaga (Magdalena).
“Tu te vas conmigo para Ciénaga”, le dijo la hermana el pasado jueves cuando se reencontraron. Ese mismo día se fueron juntos a pasear a Cereté, y ayer en la madrugada viajaron a la tierra que Miguel abandonó hace 59 años por petición de su madre, quien temía que lo mataran.
Miguel dijo que meditó algunos minutos la oferta del regreso, pero luego aceptó la propuesta de su hermana, echó su ropa y la hamaca en una bolsa, y se despidió de los ancianos que le daban posada en Mocarí. “Yo me voy pero regreso”, les dijo a los vecinos y a los hermanos de la iglesia que lo fueron a despedir, aunque la intención de la hermana es nunca más separarse. “Vamos a tratar de recuperar 59 años de separación y tal vez la vida no nos alcance para tanto”, manifestó la señora.
La separación
Hace 59 años Miguel Alfonso Arrieta salió huyendo de Ciénaga, su madre, por temor a que lo mataran le pidió que se marchara.
“Yo prefiero que estés, lejos a que te maten”, le dijo. Contaba entonces con 27 años y salió de su casa con $5, abandonado a sus padres, hermanos, hijos y todo lo que tenía.
 Desde entonces ha vivido en pueblos como Hurraco, en Magdalena; Valledupar y Codazzi, en el Cesar; Buenavista, en Sucre; Ponderancia, en Bolívar; en Montería, en las parcelas El Levante, cerca a  El Caramelo; en Tierralta, de donde fue desplazado por los paramilitares hace 20 años. Por ello regresó a Mocarí.
La razón por la que se marchó
Miguel recuerda que en dos ocasiones peleó a las trompadas con el hijo de un hombre a quien le decían ‘El Tigre de Carrizal’. Un día mientras él estaba borracho, ‘El Tigre’ lo insultó y le dio una patada que le arrancó dos dientes.  Al día siguiente Miguel Alfonso se encontró con su hermano Alcides José Arrieta Rada, y juntos salieron a una población llamada ‘El Mamón’, pero para llegar allí tenían que pasar por Carrizal, una vereda de Ciénaga. En el camino vieron a lo lejos a ‘El Tigre’, y se detuvieron porque temían pasar, pero decidieron avanzar acordando previamente que si no les decían nada, ellos seguían, pero que si les buscaba pelea, lo iban a enfrentar.
Los dos hermanos pasaron y ‘El Tigre’ no les dijo nada, pero cuando le dieron la espalda el sujeto sacó un revolver y les disparó.
Le dio en la espalda a Alcides y lo mató. “Cuando vi a mi hermano muerto pensé: ‘Tengo que hacer algo’, y le grité: ‘Prepárate porque voy  por ti”, recordó Miguel, quien en menos de 60 segundo desarmó a ‘El Tigre’ y lo apuñaló causándole la muerte. Un abogado logró que no pagara ni un día de cárcel porque se catalogó como una muerte en defensa propia y en un momento de ira y dolor. Por ese minuto de su pasado comenzó a errar y se separó de su familia. AL DÍA los unió.

El miércoles pasado, seis días después de que AL DÍA Santa Marta reprodujo el reportaje que AL DÍA Montería publicó el 26 de diciembre sobre Miguel Arrieta Rada, un hombre de 86 años residente en el barrio Mocarí que desde hacia 59 no veía a su familia; su hermana Gladys Arrieta Rada leyó la publicación en Ciénaga (Magdalena), y el jueves viajó a Montería y se reecontró con él.
“Mi hermanito, tanto como te he buscado”, fue lo primero que dijo la mujer antes de que se les salieran las lagrimas y se le cortara la voz de la emoción. Él se quedó mudo por varios minutos, y de sus ojos también salían lagrimas de felicidad. AL DÍA fue testigo del emotivo reencuentro.
Después del prolongado abrazo y cuando se calmaron la lagrimas hubo tiempo para preguntar por el resto de los hermanos. “Solo quedamos tu y yo”, le dijo Gladys a Miguel, quien nuevamente no pudo contener las lagrimas. Recordaron que fueron 18 hermanos y que ahora, 59 años después, solo quedaban ellos dos.
Miguel preguntó por los hijos que él cree aún le quedan vivos, y su hermana le respondió que solo sabe de una que vive cerca a su casa, de nombre Elba Rosa Arrieta Fandiño. Ella ya sabe que él esta vivo, y hoy seguramente será el reencuentro en Ciénaga (Magdalena).
“Tu te vas conmigo para Ciénaga”, le dijo la hermana el pasado jueves cuando se reencontraron. Ese mismo día se fueron juntos a pasear a Cereté, y ayer en la madrugada viajaron a la tierra que Miguel abandonó hace 59 años por petición de su madre, quien temía que lo mataran.
Miguel dijo que meditó algunos minutos la oferta del regreso, pero luego aceptó la propuesta de su hermana, echó su ropa y la hamaca en una bolsa, y se despidió de los ancianos que le daban posada en Mocarí. “Yo me voy pero regreso”, les dijo a los vecinos y a los hermanos de la iglesia que lo fueron a despedir, aunque la intención de la hermana es nunca más separarse. “Vamos a tratar de recuperar 59 años de separación y tal vez la vida no nos alcance para tanto”, manifestó la señora.
La separación
Hace 59 años Miguel Alfonso Arrieta salió huyendo de Ciénaga, su madre, por temor a que lo mataran le pidió que se marchara.
“Yo prefiero que estés, lejos a que te maten”, le dijo. Contaba entonces con 27 años y salió de su casa con $5, abandonado a sus padres, hermanos, hijos y todo lo que tenía.
 Desde entonces ha vivido en pueblos como Hurraco, en Magdalena; Valledupar y Codazzi, en el Cesar; Buenavista, en Sucre; Ponderancia, en Bolívar; en Montería, en las parcelas El Levante, cerca a  El Caramelo; en Tierralta, de donde fue desplazado por los paramilitares hace 20 años. Por ello regresó a Mocarí.
La razón por la que se marchó
Miguel recuerda que en dos ocasiones peleó a las trompadas con el hijo de un hombre a quien le decían ‘El Tigre de Carrizal’. Un día mientras él estaba borracho, ‘El Tigre’ lo insultó y le dio una patada que le arrancó dos dientes.  Al día siguiente Miguel Alfonso se encontró con su hermano Alcides José Arrieta Rada, y juntos salieron a una población llamada ‘El Mamón’, pero para llegar allí tenían que pasar por Carrizal, una vereda de Ciénaga. En el camino vieron a lo lejos a ‘El Tigre’, y se detuvieron porque temían pasar, pero decidieron avanzar acordando previamente que si no les decían nada, ellos seguían, pero que si les buscaba pelea, lo iban a enfrentar.
Los dos hermanos pasaron y ‘El Tigre’ no les dijo nada, pero cuando le dieron la espalda el sujeto sacó un revolver y les disparó.
Le dio en la espalda a Alcides y lo mató. “Cuando vi a mi hermano muerto pensé: ‘Tengo que hacer algo’, y le grité: ‘Prepárate porque voy  por ti”, recordó Miguel, quien en menos de 60 segundo desarmó a ‘El Tigre’ y lo apuñaló causándole la muerte. Un abogado logró que no pagara ni un día de cárcel porque se catalogó como una muerte en defensa propia y en un momento de ira y dolor. Por ese minuto de su pasado comenzó a errar y se separó de su familia. AL DÍA los unió.

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